martes, 23 de diciembre de 2008
Gratitud
En nuestras carreras diarias, donde la rutina es el factor dominante en nuestras vidas, apenas logramos mirar hacia delante ... ensimismados en los quehaceres y concentrados en la tarea mecánica de cumplir con la lista de deberes y obligaciones que tenemos registrados en nuestra agenda mental.
Y así es como se nos va el día ... el año ... la vida. Y también la alegría, el bienestar y la salud . Nos enfocamos en metas y objetivos, muchas veces lejanos de lo personal, que no responden a ninguno de nuestros sueños o necesidades íntimas . Por otro lado, al vivir preocupados en cultivar en nosotros las expectativas y exigencias ajenas, en sumar logros, éxitos, status, en crear una imagen aceptable de nosotros mismos para encajar en la sociedad, no nos damos el tiempo de cultivar y potenciar nuestras cualidades personales, de escuchar a nuestra propia voz - aquella que muchas veces nos grita, insistentemente, y a la cual le ordenamos callarse. Simplemente cerramos nuestros oídos porque no tenemos tiempo para dedicarnos a nosotros mismos. Para regalonearnos y regalonear. Postergamos cosas, decisiones ... nos postergamos, con el afán de tener más tiempo para distraernos en todo aquello que poco a poco nos va alejando de quienes somos, de nuestro YO que lucha incansablemente en el intento de abrir un espacio en nuestras vidas para lograr SER. Sacrificamos nuestra salud física, mental, espiritual y emocional, en pos de ser un ciudadano cumplidor, competente, eficiente, y socialmente reconocido y valorado.
Queremos tener todo bajo control, en sus más mínimos detalles, seguir las reglas, cumplir con las normativas ... y terminamos olvidándonos de que nada estará nunca bajo control, si no logramos obedecer primero aquellas reglas básicas que ordenan nuestro mundo interior. Una de ellas, y quizás la más importante de todas, es la gratitud. Gratitud por lo que somos, por lo que ya hemos logrado, por lo que nos es regalado todos los días - silenciosa y anónimamente - y por todos aquellos que son parte de nuestra vida y de nuestro destino.
El vivir en gratitud, y el SER en gratitud, nos abre un nuevo espacio, un nuevo universo, lleno de un mágico poder, en el cual todo se multiplica, se amplifica, se propaga y nos permite vivir en un verdadero “estado de gracia”. La gratitud genera más gratitud, nos une a través de fuertes lazos de amor, de entrega, cariño y amistad ... de una forma muy especial, ya que cuando agradecemos, asumimos reconocer la alegría y la felicidad que alguien fue capaz de depositar en nuestro corazón. La gratitud es sinónimo de un alma contenta y de un espíritu colmado de placer. Cuando agradecemos, reconocemos que ha llegado una bendición a nuestras vidas, y, al escuchar palabras de gratitud, nuestras fibras más íntimas reciben un estímulo directo que nos alienta a dar, cada vez más. La gratitud también nos sana ... ella es el nutriente de nuestra empatía y alimenta nuestros deseos de ser mejores cada día.
GRACIAS!
GRACIA!
Toda mi GRATITUD a todos los que están y han estado conmigo, en cada grande ... pequeño ... o pequeño gran momento de mi vida!!!
lunes, 1 de diciembre de 2008
SANA-ACCIÓN
La palabra Sanación, para muchos, gatilla la proyección de una película mental que viene a exponer una variada gama de técnicas, criterios, creencias, rituales mágicos, mantras, hierbas milagrosas, humos de colores, olores hipnotizantes y todo aquello que la capacidad imaginativa individual sea capaz de plasmar en su campo visual.
Es común poner más expectativas en la decoración del escenario , que en el verdadero significado de “sanar”. Algunos esperan encontrar pruebas y palabras suficientemente convincentes, que logren encapsular su incredulidad ... que sean capaces de vencer al murmullo escéptico de la argumentación interna que siempre termina ganándole al silencio que necesitan para separar la realidad de la fantasía a la que asocian los temas del alma, los misterios de la espiritualidad, y todo lo que la razón, y la ciencia, no sean capaces de explicar.
Para sanar el espíritu, que es la esencia de todos nosotros, no es necesario negar o abandonar nuestra intelectualidad; o las formas convencionales de aminorar los dolores del cuerpo y del alma. Al contrario , debemos hacer uso de ella para buscar alternativas complementarias a todas ya convencionalmente utilizadas, y emplear todos los recursos disponibles para poder SER de forma más completa. Si actuamos en forma inteligente, podremos canalizar nuestros esfuerzos hacia una única dirección, utilizando las herramientas que están a nuestra disposición para cambiar paradigmas, optimizar nuestras capacidades y construir el mundo interior que más nos acomode.
A veces nos tornamos inconscientemente dependientes de estímulos exteriores que nos digan cuando está bien creer en nuestros sentidos y en las señales que nuestro cuerpo , nuestra mente y el mundo nos envían constantemente. Tratamos de auto-engañarnos y nos imponemos la creencia de que sanarnos está relacionado con algo extraordinario, que empieza en algún lugar muy distante y humanamente imposible de alcanzar.
Nos olvidamos que, para sanar, solo debemos enfocarnos en nuestras fibras más íntimas, en nuestro gran potencial, en nuestra capacidad de transformación y evolución -y QUERER cambiar todas aquellas cosas que no nos han permitido alcanzar la plenitud . Para una SANA- ACCIÓN, en el sentido integral, no necesitamos mucho ... solo un cambio de conciencia respecto a nosotros mismos y nuestro papel en el mundo; concentrarnos en nuestro YO y abrirnos al cambio de energía, a la búsqueda del equilibrio y a la reorganización interna que nos permitirán crecer y hacernos más fuertes.
Somos todos seres únicos, producto de la energía creadora, distintos en nuestros pensamientos e ideales. Pero coincidimos en el hecho de que lo que buscamos en nuestras vidas es encontrar la felicidad . Podemos ayudarnos mutuamente compartiendo vivencias y experiencias, conocimientos, entregando amor, compasión, paciencia, tolerancia, esperanza y solidaridad . Y también aprendiendo a enfrentar, y superar, nuestros miedos, inseguridades, frustraciones y angustias - que vamos acumulando a lo largo de nuestras vidas, muchas veces solos y callados.
Es necesario aprender a reconocer cuando llegamos al punto en que ya no podemos seguir solos, y que necesitamos algo más ... Y si ponemos atención, veremos que, de alguna forma, empezará a suceder la sincronicidad en nuestras vidas ... Dios nos enviará un “ángel” sanador ... nos hará llegar la bendición de tener una mano cariñosa que nos guíe y ayude ... unos brazos fuertes que nos consuelen y amparen ....y palabras dulces que devuelvan nuestra autoestima, recordándonos de lo importante que somos en este mundo.
Nuestro cuerpo, mente y espíritu son interdependientes, y sanarlos solo depende de nuestra voluntad, perseverancia y fe – en nosotros mismos , en la fuerza que nos guía y protege desde arriba y en los dones que el Universo se encarga de poner a nuestra disposición llegado el momento.
Nuestro creador jamás nos abandona. ¿Entonces por qué lo haríamos nosotros ?
Nuestra alma nos espera ... y confía en nuestra capacidad de aprender a escuchar, con los oídos de la sensatez, la voz de nuestro corazón ... y satisfacer, en forma consciente y responsable, las necesidades de nuestro espíritu, para que así podamos ayudar a los que nos necesiten y cumplir, de la mejor manera posible, nuestra misión en la tierra !
Que Dios te bendiga siempre y te permita seguir cambiando, para mejor, la vida de todas las personas que tienen el privilegio de tenerte cerca.
Esta es la verdadera magia de la vida!
Un fuerte abrazo!
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