lunes, 1 de diciembre de 2008
SANA-ACCIÓN
La palabra Sanación, para muchos, gatilla la proyección de una película mental que viene a exponer una variada gama de técnicas, criterios, creencias, rituales mágicos, mantras, hierbas milagrosas, humos de colores, olores hipnotizantes y todo aquello que la capacidad imaginativa individual sea capaz de plasmar en su campo visual.
Es común poner más expectativas en la decoración del escenario , que en el verdadero significado de “sanar”. Algunos esperan encontrar pruebas y palabras suficientemente convincentes, que logren encapsular su incredulidad ... que sean capaces de vencer al murmullo escéptico de la argumentación interna que siempre termina ganándole al silencio que necesitan para separar la realidad de la fantasía a la que asocian los temas del alma, los misterios de la espiritualidad, y todo lo que la razón, y la ciencia, no sean capaces de explicar.
Para sanar el espíritu, que es la esencia de todos nosotros, no es necesario negar o abandonar nuestra intelectualidad; o las formas convencionales de aminorar los dolores del cuerpo y del alma. Al contrario , debemos hacer uso de ella para buscar alternativas complementarias a todas ya convencionalmente utilizadas, y emplear todos los recursos disponibles para poder SER de forma más completa. Si actuamos en forma inteligente, podremos canalizar nuestros esfuerzos hacia una única dirección, utilizando las herramientas que están a nuestra disposición para cambiar paradigmas, optimizar nuestras capacidades y construir el mundo interior que más nos acomode.
A veces nos tornamos inconscientemente dependientes de estímulos exteriores que nos digan cuando está bien creer en nuestros sentidos y en las señales que nuestro cuerpo , nuestra mente y el mundo nos envían constantemente. Tratamos de auto-engañarnos y nos imponemos la creencia de que sanarnos está relacionado con algo extraordinario, que empieza en algún lugar muy distante y humanamente imposible de alcanzar.
Nos olvidamos que, para sanar, solo debemos enfocarnos en nuestras fibras más íntimas, en nuestro gran potencial, en nuestra capacidad de transformación y evolución -y QUERER cambiar todas aquellas cosas que no nos han permitido alcanzar la plenitud . Para una SANA- ACCIÓN, en el sentido integral, no necesitamos mucho ... solo un cambio de conciencia respecto a nosotros mismos y nuestro papel en el mundo; concentrarnos en nuestro YO y abrirnos al cambio de energía, a la búsqueda del equilibrio y a la reorganización interna que nos permitirán crecer y hacernos más fuertes.
Somos todos seres únicos, producto de la energía creadora, distintos en nuestros pensamientos e ideales. Pero coincidimos en el hecho de que lo que buscamos en nuestras vidas es encontrar la felicidad . Podemos ayudarnos mutuamente compartiendo vivencias y experiencias, conocimientos, entregando amor, compasión, paciencia, tolerancia, esperanza y solidaridad . Y también aprendiendo a enfrentar, y superar, nuestros miedos, inseguridades, frustraciones y angustias - que vamos acumulando a lo largo de nuestras vidas, muchas veces solos y callados.
Es necesario aprender a reconocer cuando llegamos al punto en que ya no podemos seguir solos, y que necesitamos algo más ... Y si ponemos atención, veremos que, de alguna forma, empezará a suceder la sincronicidad en nuestras vidas ... Dios nos enviará un “ángel” sanador ... nos hará llegar la bendición de tener una mano cariñosa que nos guíe y ayude ... unos brazos fuertes que nos consuelen y amparen ....y palabras dulces que devuelvan nuestra autoestima, recordándonos de lo importante que somos en este mundo.
Nuestro cuerpo, mente y espíritu son interdependientes, y sanarlos solo depende de nuestra voluntad, perseverancia y fe – en nosotros mismos , en la fuerza que nos guía y protege desde arriba y en los dones que el Universo se encarga de poner a nuestra disposición llegado el momento.
Nuestro creador jamás nos abandona. ¿Entonces por qué lo haríamos nosotros ?
Nuestra alma nos espera ... y confía en nuestra capacidad de aprender a escuchar, con los oídos de la sensatez, la voz de nuestro corazón ... y satisfacer, en forma consciente y responsable, las necesidades de nuestro espíritu, para que así podamos ayudar a los que nos necesiten y cumplir, de la mejor manera posible, nuestra misión en la tierra !
Que Dios te bendiga siempre y te permita seguir cambiando, para mejor, la vida de todas las personas que tienen el privilegio de tenerte cerca.
Esta es la verdadera magia de la vida!
Un fuerte abrazo!
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